Con una duración de 1 hora con 37 minutos, el discurso por el Primer Informe de Gobierno del Presidente López Obrador fue casi una reedición de sus conferencias mañaneras, con un detalle: no hubo preguntas del público.

Escuchar y analizar el Primer Informe de Andrés Manuel López Obrador, quien durante mucho tiempo fue el opositor aspirante a la Presidencia, es un reto.
En primer lugar, no se puede perder de vista que el Presidente ha dominado la conversación y la agenda pública prácticamente desde marzo de 2018 (arrancada la campaña presidencial).
No la soltó durante la campaña, ni durante la transición y, por supuesto, no lo ha hecho tampoco ahora que está en la Presidencia.
Este elemento puede ser positivo en condiciones normales (siempre están hablando de ti y de tus temas), pero a la hora de un discurso sobre el estado que guarda la administración pública federal, los datos o cifras, las frases y los logros pueden percibirse repetitivos o faltos de novedad.
En segundo lugar, porque su antecedente de opositor y las pasiones que el personaje despierta, provocarán que muchas revisiones del discurso se hagan con una calificación a priori.
Contenido
El discurso completo del informe se puede revisar en distintos medios. Si estás interesado en leerlo completo, puedes descargarlo aquí.
Como en sus conferencias matutinas (que lleva a cabo de lunes a viernes, cada semana) el Presidente de la República ha sido reiterativo con sus logros, los cuales ha anunciado y presumido casi en tiempo real durante los 9 meses que lleva de administración. Refirió que su gobierno se deshizo del avión presidencial, de los lujos, de los altos sueldos, y de un largo etcétera, ligando esto con la renovación moral del Gobierno Federal.

En el documento, y en la versión estenográfica del discurso, se aprecia que el Presidente ha dado mayor importancia a unos rubros sobre otros. Por ejemplo, mientras que a la “Economía Moral” le ha dedicado casi 11 cuartillas (de 22 totales), a la Política Exterior le dedicó apenas una.
Autocrítica
Dos fueron los momentos en los que el Presidente realizó una autocrítica de su administración: cuando se refirió al crecimiento económico (ajustado a la baja por las calificadoras y bancos internacionales recientemente); y cuando habló de la incidencia delictiva.
Sin embargo, a pesar de que reconoció el problema en ambos casos, eludió su gravedad casi de inmediato. Para la parte económica, lo contrastó con el reparto equitativo de la riqueza y con el hecho de que se evitó una recesión técnica; mientras que para la violencia, reviró diciendo que tiene esperanza en que esta situación cambiará con el apoyo de todos.
El voluntarismo se convirtió en la contensión de su autocrítica. Habrá qué ver hasta cuándo funcionará esto como válvula de escape para la presión que le puedan imprimir estos mismos temas en próximos meses.

Otros Datos
También es imposible no hablar de la gran cantidad de datos falsos, erróneos o equivocados que dijo el Presidente durante su discurso. En la sección El Sabueso, de Animal Político, ya han realizado un seguimiento importante del discurso entero y señalado cuántas veces el Presidente dio datos no comprobables o engañosos.
Nosotros recuperamos uno en particular, por ser reiterativo y representativo de la narrativa que ha tenido el Presidente sobre sus primeros 9 meses de administración.

Es verdad que el cierre de ProMéxico había sido algo anunciado desde el periodo de transición; sin embargo, desde ese momento (a mediados de 2018) se empezó a comentar de los efectos negativos que podría traer la medida, a lo que el Presidente respondió que en otros países no existía un programa similar.
Muchos meses han pasado y la justificación del Presidente para haber desaparecido ProMéxico sigue siendo la misma, a pesar de que se ha demostrado que es mentira que en otros países no haya oficinas con la función que cumplía ProMéxico. En Canadá existe un programa llamado “Invest in Canada“, mientras que en Colombia y Ecuador existen programas que se llaman igual que la desaparecida oficina mexicana: ProColombia y ProEcuador.
¿Por qué seguir justificando así la medida, si ya se ha demostrado lo falso de su sustento?
Nuestra hipótesis es que se debe a la narrativa. No solamente es que el Presidente no quiera ver datos que están frente a sus ojos; sino que el Presidente está contando una historia con los elementos que, ha quedado demostrado, mejor le funcionan: repetir, repetir y repetir frases gancho y palabras coloquiales que puedan permanecer en la memoria de la audiencia.
Visto de este modo, el discurso del Presidente con motivo de su Primer Informe cumple con una regla básica de los discursos. Anticipa lo que se va a decir, se dice lo que se dijo que se diría, y remata reiterando lo que se ha dicho.